Claustro

Claustro

Descripción

La vida de la Abadía emana del claustro, y se acerca a cada uno de sus lugares de oración y esparcimiento. Destacamos en este punto éste espacio en el que, aunque sólo se terminó construyendo uno de los cuatro que estaban previstos, éste se ha convertido en la antesala que muestra la grandeza del edificio.

Con un alzado de columnas toscanas que descansan en arcos de medio punto, su sobriedad y sencillez se simplifica en el patio con una humilde fuente central, donde los peces, el sol y la calidez del mismo, así como las plantas cuidadas y macetas, hacen la composición perfecta para que el silencio se acerque al visitante.

La tranquilidad de una Abadía VIVA, con mayúsculas, se hace palpable en este punto, aquí es donde la curiosidad del viajero, aun siendo el lugar con menos destacamento arquitectónico, se despierta. La Abadía se siente en lugares de tranquilidad, y como dice nuestro compañero Julián, en lugares de “silencio sonoro”.

El ruido del agua en la fuente, las combinaciones de colores de las plantas y el ladrillo, así como la envoltura en columnas, nos acerca a un espectáculo completamente identificable con el lugar en el que nos encontramos.

La hasta hace poco, presencia de estudiantes, las visitas de hoy los turistas, los estudiosos y los investigadores, así como todo aquel que quiera llegar a nosotros, hacen que hoy sintamos la vida más que nunca porque todo el mundo de bien tiene cabida en nuestra casa, porque hoy después de tantos años la vida en la Abadía es una realidad, y podemos decir a quien nos visita que están pisando un monumento vivo, en el que nunca se ha dejado de crecer y sobretodo de aprender, para hacer mención y honor a aquella estrella de Salomón que nos representa, por y para la sabiduría.

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