Cinco secretos que no sabías de la Abadía del Sacromonte

Son numerosas las historias que alberga la Abadía del Sacromonte, muchas de las cuales no queda nadie vivo para contarlas y no se sabrán jamás. Pero hoy venimos a contar curiosidades que tienes que saber antes de visitarla.

 

El origen del nombre Sacromonte

La Abadía del Sacromonte se encuentra situada en lo que hoy conocemos con el nombre de Sacromonte, el cual, en época musulmana se denominaba Valparaíso.

Este cambio de nombre se explica con la aparición de los conocidos como libros plúmbeos. Se trata simplemente de unas placas de plomo redactadas en árabe que verificaban, al descubrirse junto a unos restos humanos, que en aquella zona fueron martirizados cristianos evangelizadores. El hallazgo de estos libros plúmbeos causó gran revuelo y el Papa Inocencio XI desmintió su autenticidad. Algunos de los mártires encontrados junto a los libros plúmbeos fueron San Cecilio, hoy patrón de Granada. No obstante, la tradición mantiene que en las catacumbas que hoy pertenecen a la abadía del Sacromonte, fueron abrasados con cal viva hasta once personas, convertidas en Santos mártires.

 

Mártires cristianos

 

Reacción de los fieles del lugar

Conocido y publicado este hecho, los fieles comenzaron a ornamentar el lugar con cruces, a modo de exvotos, llegando a juntarse hasta mil doscientas en un breve intervalo de tiempo. Con ellas, los franciscanos elaboraron un viacrucis que iba desde la ciudad al monte, que con este hecho se convirtió en terreno sagrado. Al final del camino construyeron una capillita.

Así, el Valparaíso pasó a ser considerado sacro; un monte sacro: el Sacromonte. Lugar donde más tarde se erigiera la abadía. De esa ingente cantidad de  cruces, hoy en día se conservan solo cuatro.

 

Origen e historia de la Abadía del Sacromonte

Pues la Abadía surge de esta pequeña capilla franciscana. Con posterioridad, diversas órdenes religiosas muestran su interés para convertirla en un monasterio, proyectos que no tendrán pábulo. Así, quedará como abadía, cuya primera piedra fue colocada en 1609.
En principio, y sobre plano, el proyecto era mucho más ambicioso: incluía cuatro claustros más y una magnífica iglesia, que no se llegaron a construir.

 

Riqueza patrimonial de la Abadía del Sacromonte

A día de hoy la abadía está abierta a las visitas turísticas y se muestra como museo. En ella se recogen gran cantidad de libros valiosos, se pueden contar más de treinta mil volúmenes. Son muchos los manuscritos y documentos históricos que se conservan en la abadía:

 

Manuscritos

La única forma de plasmar ideas en aquel entonces era mediante la escritura, y era a mano la única forma como se escribía en esa época. En la abadía del Sacromonte se conservan numerosos manuscritos pasados, entre los que destacan:

  • Manuscritos árabes (entre ellos el tratado de Medicina de Averroes).
  • Manuscritos griegos.
  • Glosas de San Juan de la Cruz al Subida al monte Carmelo.
  • Otros documentos relevantes son los del trazado de la vía pública, entre ellas la Gran Vía de Granada.

 

Manuscrito

 

Otros objetos históricos

  • La “Plataforma de Vico”, elaborada en bronce, que es el plano más antiguo de la ciudad.
  • Las vestiduras y ornamentos del obispo fundador, que datan del siglo XVII, algunas de las cuales aún se siguen usando en celebraciones señaladas.

 

La estrella de David. Emblema de la Abadía del Sacromonte

Cuando visitamos este monumento nos encontramos con un símbolo que lo puebla todo. Se trata del sello de Salomón, también denominado estrella de David, (pues aquel lo tomó de su padre). Esto suele crear dudas al visitante, pues en un lugar que se supone cristiano.

¿Qué sentido tiene esta iconografía que se relaciona con la religión judaica? Pero hay que caer en la cuenta de que este símbolo en este lugar refiere a lo que primigeniamente aludiera: a la sabiduría. Por este motivo se optó por tomar este icono como elemento, que aparece tallado en piedra, bordado en telas y forjado en hierro.

 

Estrella de David

 

Las Cuevas del Sacromonte

Las cuevas del Sacromonte son internacionalmente conocidas pero lo que tenemos que saber es que podemos distinguir dos tipos principales de cuevas. Por un lado tenemos las santas cuevas y por otro las cuevas, a secas.

 

Las Santas Cuevas del Sacromonte

Sin duda, uno de los elementos de mayor atractivo por su mezcla de cultura y tradición, por su sabor añejo y por su carácter misterioso es la visita a las catacumbas o las Santas Cuevas del Sacromonte.

La capilla bautismal es la antesala que da entrada a este lugar: la gruta es estrecha, con el techo bajo, jalonada de capillas; allí se conserva el horno en el que se dice, fue martirizado el Santo Patrón.

En la más antigua de las capillas, la que lo fuera por antonomasia, encontramos dos piedras: una blanca y otra negra. La primera de ellas sirve para casarse: en el período de plazo de un año desde que el que lo desea la toque en el día de San Cecilio. La segunda genera el efecto contrario. Cuenta la leyenda de esta tradición casamentera, que se originó entre las mujeres del barrio gitano del Sacromonte que acudían a tocar las piedras en su demanda de un “güen marío”, o la piedra negra cuando estaban “jarticas”. No obstante, algunas tocaban las dos en el orden negra-blanca, costumbre que hoy está muy extendida entre los visitantes de las Santas Cuevas.

 

Las cuevas del Sacromonte y el Barranco de los Negros

Y de las santas a las laicas, sabemos que este monte granadino está salpicado de cuevas en su ladera, el Barrio del Sacromonte.

La leyenda cuenta que las cuevas del Barranco de los Negros se excavaron para buscar tesoros que se sabía que los nobles árabes dejaran en su marcha de Granada tras la conquista de los Reyes Católicos. Tesoros que esperaron recuperar al volver algún día.

 

Cuevas del Sacromonte

 

Fundamentalmente las personas que conocían de su existencia eran sus esclavos, generalmente negros, que obtuvieron su libertad en estos momentos convulsos.
Tras la infructuosa búsqueda, convirtieron en hogares estas galerías subterráneas que habían elaborado por sus propios medios.
Del color de su piel proviene esta nomenclatura que quedó para darle nombre a la zona. De las cuevas que podemos encontrar, algunas están abandonadas; otras, se han rehabilitado y se pueden visitar. Por las noches se organizan en ellas fiestas flamencas que contrastan con el santo silencio de la abadía.